La joven de 22 años puso a su hijo en una bolsa y lo metió dentro de un balde. La fiscalía había pedido perpetua.
En medio de las lágrimas de la imputada, el Tribunal de la Cámara Penal Nº2 dictó, por unanimidad, la pena de ocho años y medio a María Isabel Molina, de 22 años, acusada de "homicidio calificado por el vínculo"
A la joven se le imputa el haber de matado a su bebé recién nacido, poniéndolo en una bolsa y tirándolo en un balde. El hecho ocurrió el 16 de junio de 2009, cuando vivía en una pensión de la localidad de El Lindero, Aconquija, Andalgalá.
La sentencia de 8 años y medio de prisión para la joven fue emitida alrededor del medio día de ayer, luego de un corto debate entre los jueces de la Cámara Nº 2.
Los alegatos de ambas partes se extendieron por más de dos horas y, por la calificación del delito, el fiscal Gustavo Bergesio solicitó cadena perpetua para Molina, pero dejó abierta la posibilidad para que el Tribunal, conformado por Rodolfo Bustamante, Luis Guillamondegui y el subrogante Porfirio Acuña, interprete atenuantes en el monto de la pena.
Bergesio tuvo en cuenta también que la joven vivía sola en una zona rural, que era primeriza y que podría encontrarse en un estado de estrés o depresión.
Por su parte, el abogado defensor, Vicente Olmos Morales, pidió la absolución y acertó a hablar sobre el buen comportamiento de la joven, tanto en el paraje "donde muchos la querían", como en el penal. "Asistía a la iglesia, y tomaba mates con sus amigas como cualquier joven de su edad. Su vida no fue fácil, fue tormentosa", dijo.
En tanto, señaló que los medicamentos que había utilizado, se comprobó que "no podían actuar como abortivos", a los meses de gestación que llevaba.
El hecho
María Isabel Molina fue echada de la casa que compartía con sus padres cuando tenía tan sólo 13 años y, desde ese momento, se sustentaba sola. Vivía y estudiaba en el paraje de El Lindero, desde hacía un tiempo.
De su embarazo, que ella no acertaba a aceptar, estaban al tanto docentes de la escuela donde concurría y también algunas amigas. Sin embargo, la asistente social de la localidad, donde habitan menos de 300 habitantes, no se enteró de la precaria situación de Molina hasta la muerte del bebé.
Ésta fue la principal crítica del abogado defensor, quien en su alegato se refirió al hecho preguntando: "¿Adónde carajo estaba la asistente social que se enteró a último momento?". Con esta frase, Morales resumió la falta de contención social que apremiaba a la acusada y que también podría haber sido una de las causas para el fatal desenlace que terminó con la vida del recién nacido.
El Ancasti