Los jueces consideraron que sus explicaciones solamente lo comprometieron más. Mario Chasampi fue condenado a 21 años de cárcel por abusos sexuales a dos alumnas. En el debate declaró una mujer que reveló haber tenido dos hijas con el imputado.
El tribunal que juzgó y condenó a un docente por abusos sexuales en perjuicio de dos alumnas, consideró que la prueba fundamental en el caso fue, además de las declaraciones de las propias víctimas, las contradicciones en las que incurrió el imputado cuando intentó defenderse en el juicio.
Los fundamentos del fallo que condenó a Mario Omar Chasampi, a la pena de 21 años de cárcel, se dieron a conocer hace unos días en la Cámara Penal Nº 1, donde los jueces Roberto Mazzucco y Fernando Esteban, coincidieron con el pedido del fiscal Jorge Silva Molina para llegar a un veredicto condenatorio.
En cambio, el juez Carlos Roselló, en disidencia sostuvo que las versiones contrapuestas entre el acusado y las víctimas, no alcanzaron para llegar a una certeza respecto de la culpabilidad de Chasampi y, en consecuencia, votó por el beneficio de la duda a favor del imputado.
En el voto de la mayoría, se sostiene que el acusado incurrió en “serias contradicciones” ya que en la etapa penal preparatoria atribuyó las denuncias a un problema de índole sentimental con la madre de una de las menores, como también a problemas económicos con el padre de la misma nena.
Pero, cuando llegó al debate, dijo que todo se trató de una maniobra urdida por el maestro Luis Alberto Agüero, el otro docente de la escuela, para quedarse con su cargo.
Durante los años 2005 y 2006, en la escuela de la localidad Maderera San Antonio, del departamento Pomán, el docente Chasampi abusó sexualmente de dos alumnas menores, a quienes obligaba a quedarse en el recreo mientras los demás chicos salían a jugar.
Los hechos iban desde una exhibición obscena, pasando por el manoseo en las partes íntimas de las menores, llegando al acceso carnal por vía vaginal y el suministro de material pornográfico.
Los jueces otorgaron plena credibilidad a los dichos de las menores, a pesar de que sólo revelaron los hechos a finales del 2009, justificando la demora en el temor reverencial que le tenían al maestro.
“El relato claro y preciso del niño es el único y más importante elemento con que se cuenta para efectuar el diagnóstico de abuso sexual infantil”, sostiene la jurisprudencia a la que apelaron los jueces.
Supremacía
Chasampi, que en todo momento negó los cargos en su contra, demostró ante los especialistas del Cuerpo Forense, que se trata de una persona con un alto grado de egocentrismo, que a su vez siente poco interés por los demás.
Es “indudable la perversidad, depravación y peligrosidad del mismo, cuya capacidad para comprender la aberrante criminalidad de los delitos se ha acreditado. Actuó con un instinto brutal y de total desprecio hacia las pequeñas víctimas, aprovechando no sólo de su condición de maestro y director, sino del cercano trato que tenía con las familias de las víctimas”, ya que era padrino de bautismo de una de las nenas y de confirmación de uno de sus hermanos.
Chasampi fue declarado culpable por los delitos de exhibiciones obscenas, abuso sexual continuado, abuso sexual con acceso carnal, dos abusos sexuales sin acceso carnal y suministro de material pornográfico.
Cada una de esas figuras se agravan por ser el acusado, encargado de la educación de las víctimas.
La paternidad que nunca fue reconocida por el acusado
Los fundamentos del fallo que condenó a Mario Omar Chasampi, a la pena de 21 años de cárcel, se dieron a conocer hace unos días en la Cámara Penal Nº 1, donde los jueces Roberto Mazzucco y Fernando Esteban, coincidieron con el pedido del fiscal Jorge Silva Molina para llegar a un veredicto condenatorio.
En cambio, el juez Carlos Roselló, en disidencia sostuvo que las versiones contrapuestas entre el acusado y las víctimas, no alcanzaron para llegar a una certeza respecto de la culpabilidad de Chasampi y, en consecuencia, votó por el beneficio de la duda a favor del imputado.
En el voto de la mayoría, se sostiene que el acusado incurrió en “serias contradicciones” ya que en la etapa penal preparatoria atribuyó las denuncias a un problema de índole sentimental con la madre de una de las menores, como también a problemas económicos con el padre de la misma nena.
Pero, cuando llegó al debate, dijo que todo se trató de una maniobra urdida por el maestro Luis Alberto Agüero, el otro docente de la escuela, para quedarse con su cargo.
Durante los años 2005 y 2006, en la escuela de la localidad Maderera San Antonio, del departamento Pomán, el docente Chasampi abusó sexualmente de dos alumnas menores, a quienes obligaba a quedarse en el recreo mientras los demás chicos salían a jugar.
Los hechos iban desde una exhibición obscena, pasando por el manoseo en las partes íntimas de las menores, llegando al acceso carnal por vía vaginal y el suministro de material pornográfico.
Los jueces otorgaron plena credibilidad a los dichos de las menores, a pesar de que sólo revelaron los hechos a finales del 2009, justificando la demora en el temor reverencial que le tenían al maestro.
“El relato claro y preciso del niño es el único y más importante elemento con que se cuenta para efectuar el diagnóstico de abuso sexual infantil”, sostiene la jurisprudencia a la que apelaron los jueces.
Supremacía
Chasampi, que en todo momento negó los cargos en su contra, demostró ante los especialistas del Cuerpo Forense, que se trata de una persona con un alto grado de egocentrismo, que a su vez siente poco interés por los demás.
Es “indudable la perversidad, depravación y peligrosidad del mismo, cuya capacidad para comprender la aberrante criminalidad de los delitos se ha acreditado. Actuó con un instinto brutal y de total desprecio hacia las pequeñas víctimas, aprovechando no sólo de su condición de maestro y director, sino del cercano trato que tenía con las familias de las víctimas”, ya que era padrino de bautismo de una de las nenas y de confirmación de uno de sus hermanos.
Chasampi fue declarado culpable por los delitos de exhibiciones obscenas, abuso sexual continuado, abuso sexual con acceso carnal, dos abusos sexuales sin acceso carnal y suministro de material pornográfico.
Cada una de esas figuras se agravan por ser el acusado, encargado de la educación de las víctimas.
La paternidad que nunca fue reconocida por el acusado
En el debate apareció una ex alumna de la escuela donde Chasampi desempeñaba tareas, quien reveló haber tenido dos hijos con el acusado.
La mujer sostuvo que jamás vio nada en relación con los hechos por los que fue juzgado el acusado en esta ocasión, pero aclaró que vivía en un puesto lejos de la escuela.
Sin embargo, su testimonio sirvió para trazar un perfil del acusado, ya que ella tuvo relaciones sexuales con Chasampi y, de hecho, actualmente tiene una hija que es de él, pero además tuvo otra que murió hace algunos años. Aclaró que en el año 2000 falleció la criatura y la otra nació en el 2005.
La testigo fue clara en sostener que tuvo relaciones sexuales cuando tenía 14 o 15 años y era alumna de Chasampi, siempre en el dormitorio de él y en horas de la noche.
La mujer indicó que el sujeto no la ayudó con su hija y que después que la tuvo se apartó de él, porque nunca la reconoció. Incluso añadió que el docente no tenía casi contacto con la niñita.
Por último agregó que durante el tiempo que ella mantuvo relaciones sexuales con el acusado, éste convivía con la esposa en la localidad de Colpes.
“Este antecedente, si bien no generó un proceso penal ante la falta de denuncia en contra del acusado, revela las facetas de su personalidad, en cuanto a abusar de pequeñas menores, que son ni más ni menos que sus alumnas y, por otra parte, allí se encuentra la explicación de porqué utilizaba indebidamente la dirección de la escuela como dormitorio”.
La mujer sostuvo que jamás vio nada en relación con los hechos por los que fue juzgado el acusado en esta ocasión, pero aclaró que vivía en un puesto lejos de la escuela.
Sin embargo, su testimonio sirvió para trazar un perfil del acusado, ya que ella tuvo relaciones sexuales con Chasampi y, de hecho, actualmente tiene una hija que es de él, pero además tuvo otra que murió hace algunos años. Aclaró que en el año 2000 falleció la criatura y la otra nació en el 2005.
La testigo fue clara en sostener que tuvo relaciones sexuales cuando tenía 14 o 15 años y era alumna de Chasampi, siempre en el dormitorio de él y en horas de la noche.
La mujer indicó que el sujeto no la ayudó con su hija y que después que la tuvo se apartó de él, porque nunca la reconoció. Incluso añadió que el docente no tenía casi contacto con la niñita.
Por último agregó que durante el tiempo que ella mantuvo relaciones sexuales con el acusado, éste convivía con la esposa en la localidad de Colpes.
“Este antecedente, si bien no generó un proceso penal ante la falta de denuncia en contra del acusado, revela las facetas de su personalidad, en cuanto a abusar de pequeñas menores, que son ni más ni menos que sus alumnas y, por otra parte, allí se encuentra la explicación de porqué utilizaba indebidamente la dirección de la escuela como dormitorio”.