Daniel Gonzalo Nieto (27), un interno de la cárcel de Capayán, perdió la vida ayer luego de protagonizar una feroz pelea con otro preso, durante la cual recibió dos puntazos en la espalda y tórax, efectuadas con el mango de una cuchara. La gravedad de las lesiones provocó que Nieto falleciera mientras era trasladado en ambulancia al hospital San Juan Bautista.
El hecho sucedió cerca de las 14 en el pabellón Nº 8 norte del Servicio Penitenciario de Capayán, en el sector de los condenados de mala conducta.
El agresor identificado como Ramón Vera (28), quien cumple condena por robo, empezó a pelear con quien posteriormente falleció, Daniel Gonzalo Nieto, quien también cumplía condena por delitos contra la propiedad.
Cuando la violenta situación fue advertida por el celador deldicho sector, Nieto ya había sido brutalmente agredido de dos puntazos asestados con un arma de fabricación casera realizada con el mango de una cuchara de cocina, que Vera tenía en su poder, y que no había sido hallada en las requisas que con frecuencia realizan los guardias.
Tales lesiones ubicadas en la espalda y en el parte superior del tórax, muy cerca del cuello, demandaron con urgencia la asistencia médica. En razón de ello personal de Servicio Penitenciario decidió trasladar rápidamente a Nieto hasta el hospital de esta capital. Sin embargo, por la gravedad de las heridas, Nieto falleció minutos antes de llegar a destino.
De manera inmediata se dio participación al fiscal perteneciente a la Unidad de Delitos Especiales en turno, Miguel Mauvecín, quien ordenó realizar las pericias correspondientes en el lugar del hecho. En consiguiente dictaminó la realización de la autopsia al cadáver de Nieto y posterior a ello la entrega del cuerpo a sus familiares.
Asímismo, desde la Cárcel, se determinó aislar al violento agresor del resto de los presos, ubicándolo en otro sector, por cuestiones de seguridad. Del mismo modo, se dispuso que recibiera la asistencia psicológica requerida para el caso.
Si bien, el motivo de la riña esta siendo investigado, fuentes policiales informaron que el mismo estaría ligado a los códigos que manejan los internos en el duro mundo carcelario, donde adquirir un simple cigarrillo se convierte en una cuestión de vida o muerte.