
Florence, británica como sus padres, vino al mundo el 12 de mayo de 1820 y está considerada, con toda razón, la madre de la enfermería moderna.
Nació en Italia, concretamente en Florencia, pues sus padres Willian Edward Nightingale y Frances Smith estuvieron viajando por Europa durante los primeros dos años de su matrimonio. Luego se establecieron cerca de Romsey en Hampshire.
La vida de Florence Nightingale es un ejemplo clarísimo de lo que puede hacer la mujer a favor de la sociedad cuando es capaz de llevar su genio y aportar precisamente lo que solo ella, desde su condición femenina, puede dar. Florence, en contra de las costumbres de su tiempo quiso llevar a cabo una labor en la sociedad y decidió hacerlo en el campo de la enfermería. Y con ella llegó una especie de revolución para bien. Esto se puso de manifiesto con ocasión de la guerra de Crimea. Su agudeza, propia de la intuición y perspicacia de la mujer, de su sentido práctico y del tan necesario sentido común le hizo descubrir que las condiciones en las que se encontraban muchos de los heridos eran causa de que muchos de ellos murieran. Elaboró un informe al respecto que abrió los ojos al secretario de Guerra, Sidney Herbert, el cual la envió a Crimea, al hospital que había en Scutari, el actual Uskudar de Constantinopla. Allí, Florence, acompañada de un grupo de 38 enfermeras voluntarias hizo lo que ningún hombre, lo que ningún médico hasta entonces, había caído en la cuenta que había que hacer de inmediato: hizo que allí imperara el sentido común, es decir, reformaron y limpiaron el hospital, a pesar de la reacción de doctores y oficiales. Hizo instalar una fuente de agua potable, compró fruta y vegetales para la alimentación de los heridos y equipamiento sanitario de su propio dinero. En resumen: orden, limpieza, higiene y atención y delicadeza humana. ¿El resultado? Hicieron caer la tasa de mortalidad desde el 40% al 2%.
Después de esto, Florence ganó un gran reconocimiento y le fue posible emprender también una mejora en todos el sistema hospitalario del Reino Unido cuando volvió a Londres en agosto de 1856. Florence dedicó el resto de su vida vida a promover su profesión. Fundó una escuela de enfermeras que lleva su nombre.
Florence Nightingale murió el 13 de agosto de 1910 a los 90 años. Está enterrada en la Iglesia de St. Margaret, en East Wellow, cerca de Embley Park.. Nunca se casó, aunque no por falta de oportunidades. Ella creía que Dios la había elegido para cumplir esa misión y que por tanto debía de entregarse a ella en cuerpo y alma, como hizo.