Un viaje, diferentes posturas
Representantes de diversos sectores de Calingasta visitaron la emblemática mina de cobre catamarqueña por iniciativa de Xstrata Copper San Juan. El viaje que sirvió para desmitificar la minería.
Por un lado estaban quienes querían saber un poco más sobre la actividad. Por el otro los que tenían una opinión formada sobre la minería, algunos de ellos adversa. Con posiciones dispares se embarcaron en un viaje con un objetivo único: evacuar dudas y desmitificar aspectos clave de la minería a través de la experiencia de Bajo de la Alumbrera, el yacimiento cuprífero catamarqueño.
La iniciativa fue de Xstrata Copper San Juan (XCuSJ), la minera que opera en Pachón, un proyecto que al igual que su par catamarqueño es de cobre y molibdeno. Las dudas generadas entre los lugareños ante la posibilidad de que el proyecto se ponga en marcha en algún momento, motivó a la empresa a organizar el viaje. Sectores como el turismo, educación, agricultura, medicina y hasta el Gobierno municipal, estuvieron representados por cerca de 30 calingastinos que decidieron sumarse a la experiencia.
Jorge Sausset, José Roco, Guillermina Elías y Julia Astudillo, todos de XCuSJ, comandaron un viaje que duró trece horas desde Calingasta a la mina. Agotador como pocos, estuvo lleno de particularidades. No sólo fue para muchos la primera visita a un yacimiento minero, también fue la primera vez que Minera Alumbrera permitió que sus visitantes hicieran noche en el lugar. La distancia no ameritaba otra cosa y sin querer, los calingastinos hicieron historia.
Raúl Mentz, Gerente de Asuntos Comunitarios de Minera Alumbrera y Jorge Lisiak, del área de Asuntos Provinciales de la empresa, fueron los anfitriones y quienes brindaron aspectos técnicos en la previa al recorrido previsto para los visitantes.
El encuentro entre estos profesionales y los invitados fue por sí solo de gran significación: la oportunidad única para que, in situ, los calingastinos preguntaran sobre lo que querían saber y lo que para muchos era motivo de preocupación. Temas como el manejo del agua, la compatibilidad entre minería y agricultura, beneficios de las regalías a la comunidad, las condiciones de trabajo en la mina y hasta el manejo del cianuro, formaron parte de un ida y vuelta de preguntas y respuestas más que interesantes.
Sí, el cianuro fue uno de los aspectos clave que los miembros de la empresa pusieron énfasis en aclarar. Ligado en forma directa a la gran minería, es muy común que se lo asocie al proceso de extracción del cobre aún cuando no tenga intervención alguna. “Nosotros sacamos un concentrado de cobre que es el producto principal y en menor medida subproductos como oro, plata y molibdeno. Cualquiera sea, en nuestro caso nosotros no usamos cianuro en ninguna etapa del proceso, el cual se basa en la molienda, trituración de la roca y posterior flotación de los productos de interés”, explicó Raúl Mentz. La aclaración fue bienvenida, más para habitantes de una zona minera que tendrá en Pachón un proyecto de características y procesos semejantes.
En cuanto al recorrido, este incluyó la visita al concentrador de la mina también conocido como área de procesos y lugar en el que se desarrollan la molienda y flotación del mineral. Luego vino la visita al dique de colas (el proceso productivo genera colas o relaves, que fluyen por gravedad hasta el dique de colas donde finalmente se depositan. En la mina el dique de colas se encuentra al sur del concentrador), el truck shop (área de mantenimiento mecánico de camiones) y por supuesto, el open pit (cantera a tajo abierto).
Tras el cierre del recorrido y en la vuelta a Belén, localidad ubicada en la zona de influencia y lugar en el que al día siguiente se conoció emprendimientos comunitarios, la experiencia dio lugar al debate y balance del viaje.
Entre las opiniones emergieron posturas encontradas y una constante que la gente consideró esencial para confiar en la actividad minera: la necesidad de que el Estado cumpla en forma seria y efectiva los controles que deban realizarse a las empresas mineras.
Para Aristóbulo Varas, horticultor y profesor del Colegio Secundario Barreal, la experiencia sirvió para cambiar por completo su visión. “Yo tenía un concepto negativo por el tema contaminación y por la imagen que tienen estas empresas, sin embargo no tuvimos restricciones para preguntar o sacar fotografías, algo que me llamó la atención porque en la minería siempre se dice que todo está oculto. Como horticultor, comprobé que minería y agricultura pueden ser compatibles, siempre y cuando todo se haga en un marco de control y de participación activa de la comunidad. Mi postura cambió y lo que me dejó la visita es el compromiso que tanto el Estado como los habitantes debemos tener para que todo funcione como corresponda”, detalló Varas.
No fue igual para la barrealina Julia Aguilera, de Posada La Querencia. "No me convenció mucho, porque cuando una invita a alguien a su casa le muestra lo mejor y no los conflictos que tenga. Aquí escuchamos una campana, pero también me hubiera gustado saber qué es lo que piensa la gente de Belén y cuál es la incidencia de este proyecto en sus vidas. Entonces para mí es una puesta en escena, no me convenció”, detalló. En el mismo sentido se encontraron las opiniones de los representantes del segmento turístico (ver aparte). Para el grupo y por el hecho de realizar una actividad en contacto directo con el entorno, el tema minero siempre será de gran preocupación, “porque no sabemos cómo se alterará el paisaje y las manifestaciones que se pueda presentar”, dijo Julia Aguilera.
Para otros como Manuel Pandolfini, secretario de Obras, Servicios y Medio Ambiente de la Municipalidad de Calingasta, la experiencia fue la posibilidad de brindar tranquilidad a su comuna con respecto de la minería. “Hubo explicaciones interesantes, como el hecho de que las empresas deban comprometerse con el tema ambiental para calificar en el mercado internacional y también para obtener financiación. Esto sirve para que pueblos mineros como el nuestro puedan estar tranquilos respecto a que se va a tomar las medidas necesarias, las que sí o sí deben tener un acompañamiento y control que se pueda hacer desde los municipios”, destacó Pandolfini.
Posturas al margen, el viaje dejó una inquietud. La posibilidad de una experiencia similar que permita el intercambio entre departamentos mineros sanjuaninos, es decir, que calingastinos puedan conocer minas en producción locales como Veladero en Iglesia o Gualcamayo en Jáchal, y que habitantes de esas zonas puedan llegar a Calingasta para conocer cómo en el departamento se desarrolla la actividad minera.
Representantes de diversos sectores de Calingasta visitaron la emblemática mina de cobre catamarqueña por iniciativa de Xstrata Copper San Juan. El viaje que sirvió para desmitificar la minería.
Por un lado estaban quienes querían saber un poco más sobre la actividad. Por el otro los que tenían una opinión formada sobre la minería, algunos de ellos adversa. Con posiciones dispares se embarcaron en un viaje con un objetivo único: evacuar dudas y desmitificar aspectos clave de la minería a través de la experiencia de Bajo de la Alumbrera, el yacimiento cuprífero catamarqueño.
La iniciativa fue de Xstrata Copper San Juan (XCuSJ), la minera que opera en Pachón, un proyecto que al igual que su par catamarqueño es de cobre y molibdeno. Las dudas generadas entre los lugareños ante la posibilidad de que el proyecto se ponga en marcha en algún momento, motivó a la empresa a organizar el viaje. Sectores como el turismo, educación, agricultura, medicina y hasta el Gobierno municipal, estuvieron representados por cerca de 30 calingastinos que decidieron sumarse a la experiencia.
Jorge Sausset, José Roco, Guillermina Elías y Julia Astudillo, todos de XCuSJ, comandaron un viaje que duró trece horas desde Calingasta a la mina. Agotador como pocos, estuvo lleno de particularidades. No sólo fue para muchos la primera visita a un yacimiento minero, también fue la primera vez que Minera Alumbrera permitió que sus visitantes hicieran noche en el lugar. La distancia no ameritaba otra cosa y sin querer, los calingastinos hicieron historia.
Raúl Mentz, Gerente de Asuntos Comunitarios de Minera Alumbrera y Jorge Lisiak, del área de Asuntos Provinciales de la empresa, fueron los anfitriones y quienes brindaron aspectos técnicos en la previa al recorrido previsto para los visitantes.
El encuentro entre estos profesionales y los invitados fue por sí solo de gran significación: la oportunidad única para que, in situ, los calingastinos preguntaran sobre lo que querían saber y lo que para muchos era motivo de preocupación. Temas como el manejo del agua, la compatibilidad entre minería y agricultura, beneficios de las regalías a la comunidad, las condiciones de trabajo en la mina y hasta el manejo del cianuro, formaron parte de un ida y vuelta de preguntas y respuestas más que interesantes.
Sí, el cianuro fue uno de los aspectos clave que los miembros de la empresa pusieron énfasis en aclarar. Ligado en forma directa a la gran minería, es muy común que se lo asocie al proceso de extracción del cobre aún cuando no tenga intervención alguna. “Nosotros sacamos un concentrado de cobre que es el producto principal y en menor medida subproductos como oro, plata y molibdeno. Cualquiera sea, en nuestro caso nosotros no usamos cianuro en ninguna etapa del proceso, el cual se basa en la molienda, trituración de la roca y posterior flotación de los productos de interés”, explicó Raúl Mentz. La aclaración fue bienvenida, más para habitantes de una zona minera que tendrá en Pachón un proyecto de características y procesos semejantes.
En cuanto al recorrido, este incluyó la visita al concentrador de la mina también conocido como área de procesos y lugar en el que se desarrollan la molienda y flotación del mineral. Luego vino la visita al dique de colas (el proceso productivo genera colas o relaves, que fluyen por gravedad hasta el dique de colas donde finalmente se depositan. En la mina el dique de colas se encuentra al sur del concentrador), el truck shop (área de mantenimiento mecánico de camiones) y por supuesto, el open pit (cantera a tajo abierto).
Tras el cierre del recorrido y en la vuelta a Belén, localidad ubicada en la zona de influencia y lugar en el que al día siguiente se conoció emprendimientos comunitarios, la experiencia dio lugar al debate y balance del viaje.
Entre las opiniones emergieron posturas encontradas y una constante que la gente consideró esencial para confiar en la actividad minera: la necesidad de que el Estado cumpla en forma seria y efectiva los controles que deban realizarse a las empresas mineras.
Para Aristóbulo Varas, horticultor y profesor del Colegio Secundario Barreal, la experiencia sirvió para cambiar por completo su visión. “Yo tenía un concepto negativo por el tema contaminación y por la imagen que tienen estas empresas, sin embargo no tuvimos restricciones para preguntar o sacar fotografías, algo que me llamó la atención porque en la minería siempre se dice que todo está oculto. Como horticultor, comprobé que minería y agricultura pueden ser compatibles, siempre y cuando todo se haga en un marco de control y de participación activa de la comunidad. Mi postura cambió y lo que me dejó la visita es el compromiso que tanto el Estado como los habitantes debemos tener para que todo funcione como corresponda”, detalló Varas.
No fue igual para la barrealina Julia Aguilera, de Posada La Querencia. "No me convenció mucho, porque cuando una invita a alguien a su casa le muestra lo mejor y no los conflictos que tenga. Aquí escuchamos una campana, pero también me hubiera gustado saber qué es lo que piensa la gente de Belén y cuál es la incidencia de este proyecto en sus vidas. Entonces para mí es una puesta en escena, no me convenció”, detalló. En el mismo sentido se encontraron las opiniones de los representantes del segmento turístico (ver aparte). Para el grupo y por el hecho de realizar una actividad en contacto directo con el entorno, el tema minero siempre será de gran preocupación, “porque no sabemos cómo se alterará el paisaje y las manifestaciones que se pueda presentar”, dijo Julia Aguilera.
Para otros como Manuel Pandolfini, secretario de Obras, Servicios y Medio Ambiente de la Municipalidad de Calingasta, la experiencia fue la posibilidad de brindar tranquilidad a su comuna con respecto de la minería. “Hubo explicaciones interesantes, como el hecho de que las empresas deban comprometerse con el tema ambiental para calificar en el mercado internacional y también para obtener financiación. Esto sirve para que pueblos mineros como el nuestro puedan estar tranquilos respecto a que se va a tomar las medidas necesarias, las que sí o sí deben tener un acompañamiento y control que se pueda hacer desde los municipios”, destacó Pandolfini.
Posturas al margen, el viaje dejó una inquietud. La posibilidad de una experiencia similar que permita el intercambio entre departamentos mineros sanjuaninos, es decir, que calingastinos puedan conocer minas en producción locales como Veladero en Iglesia o Gualcamayo en Jáchal, y que habitantes de esas zonas puedan llegar a Calingasta para conocer cómo en el departamento se desarrolla la actividad minera.